Frank Murphy nació en la Ciudad de México en 1987, donde ha vivido toda su vida. Aunque es un artista autodidacta, cuenta con un doctorado en matemáticas por la UNAM y ha cultivado su pasión por la pintura desde niño. Durante la pandemia, dedicó tiempo a profundizar sus habilidades y desarrollar un estilo propio, caracterizado por un enfoque surrealista y una exploración de lo onírico. Influencias de artistas icónicos como Remedios Varo resuenan en su obra, inspirando mundos fantásticos cargados de simbolismo, mientras que Gustav Klimt aporta riqueza ornamental y textura a través del color, y Egon Schiele lo motiva a capturar la complejidad emocional en la figura humana.

La introspección y el aislamiento, características de la obra de Edward Hopper, también se reflejan en sus composiciones, que evocan un silencio profundo y una sensación de soledad cargada de significado. Otras influencias incluyen a Odd Nerdrum, Andrew Wyeth y Oskar Kokoschka, quienes enriquecen su exploración de la condición humana, la luz y el paisaje, así como un uso audaz del color y la forma.

Frank trabaja principalmente con acuarela, apreciada por su capacidad de capturar sutiles matices. Comienza con capas atmosféricas que establecen el tono de la obra, refinando con detalles y texturas que aportan profundidad. Su paleta de tonos azules y terrosos permite expresar armonía emocional y captar la esencia de cada imagen. Inspirado en Giorgio de Chirico, busca provocar reflexiones filosóficas, creando imágenes con narrativas ocultas y significados profundos.

Desde 2022, Frank es miembro de la Sociedad Mexicana de Acuarelistas, donde forma parte de una comunidad de talentosos artistas dedicados a este medio, comprometidos con el crecimiento y la expresión artística en México.

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